LA RESPUESTA DE LA SEGURIDAD SOCIAL AL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA DEGRADACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE (SEGUNDA PARTE).
Los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático y los riesgos climáticos son fundamentalmente efectos secundarios de los problemas ambientales que plantea el cambio climático. Antes de hablarse sobre los efectos socioeconómicos adversos en las personas y los hogares, el cambio climático se percibía como un problema ambiental a largo plazo.
El cambio climático afecta a los determinantes ambientales de la salud, y provoca sequías con consecuencias de amplio alcance para la economía y la sociedad, incluidos el suministro de alimentos, el empleo y el crecimiento económico. Con una mejor inversión en las prestaciones y servicios de seguridad social, las sociedades pueden afrontar razonablemente los efectos a corto plazo del cambio climático. Sin embargo, ningún país cuenta con recursos infinitos para financiar la protección social. La seguridad social depende de la economía, que a su vez depende de la naturaleza y el medio ambiente. Por ello, la protección del medio ambiente y la resiliencia frente al clima constituyen una obligación y un deber para hacer efectivo el derecho fundamental a la seguridad social para todos.
Factores como la merma de la productividad debido al cambio climático y el aumento de la demanda de protección social para hacer frente a los riesgos relacionados con el clima darán lugar a una mayor vulnerabilidad para un número creciente de personas y familias. Además, el cambio climático distorsiona la producción de alimentos y las cadenas de suministro, y provoca la escasez de alimentos básicos y la presión inflacionaria sobre dichos productos. Los paradigmas oferta-demanda de las necesidades fisiológicas y de seguridad en el contexto del cambio climático requieren que las intervenciones de seguridad social trasciendan el ámbito de la asequibilidad financiera para responder a las cuestiones fundamentales de la disponibilidad y la accesibilidad.
En este sentido, invertir la evolución actual del cambio climático y la protección del medio ambiente pasan a ser objetivos fundamentales de las intervenciones de protección social, tanto tradicionales como innovadoras. Las lecciones extraídas de intervenciones como la de Bolsa Floresta en el Brasil revelan que la protección social desempeña un papel que va más allá de la función tradicional de constituir un ingreso para las personas y los hogares vulnerables. Es positivo que los programas de protección social incluyan en su diseño consideraciones ambientales, que a su vez mejorarán la resiliencia frente al clima y la sostenibilidad.
En otras circunstancias, la respuesta lógica al cambio climático ha sido la importación, la adaptación y la aplicación de las estrategias de gestión de residuos basadas en las tres R: Reducir, Reciclar y Reutilizar, para diseñar y aplicar políticas y programas de resiliencia frente al clima. Una síntesis de buenas prácticas de las instituciones miembros de la AISS muestra la contribución de las instituciones de seguridad social a la creación y el apoyo a la resiliencia frente al cima y a la lucha contra el cambio climático.
Según las Naciones Unidas, los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) son con creces los principales causantes del cambio climático mundial, al representar más del 75% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90% de las emisiones de dióxido de carbono. Si bien el cambio climático afecta a todos los aspectos de la vida humana, resulta igualmente importante resaltar que la actividad humana, como la generación de energía, la fabricación de productos, la producción de alimentos, la deforestación con fines agrarios y de desarrollo, y el transporte de personas y mercancías contribuyen al cambio climático.
Por lo tanto, resulta evidente que minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero contribuirá enormemente a frenar la evolución actual del cambio climático. Además, la reducción de la explotación y el uso de los recursos naturales también será de gran importancia para controlar el cambio climático.
La IPS Caja Nacional de Previsión Social emprendió una iniciativa similar de reducción de costos y acción climática titulada Racionalización de los equipos de impresión de la IPS Caja Nacional de Previsión Social. Gracias a esta iniciativa se redujo el consumo de energía, con la consiguiente disminución de emisiones de gases de efecto invernadero y mejora de la resiliencia frente al clima. La reducción de la impresión tiene también efectos a largo plazo, al reducirse la demanda de papel y productos consumibles relacionados con la impresión, y contribuye considerablemente a la ralentización de la deforestación.
Además de la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de prevenir el agotamiento de los recursos naturales mediante iniciativas de acción climática, resulta igualmente importante emprender medidas para mejorar la protección y la sostenibilidad ambientales. El diseño y la ejecución de políticas y programas que minimicen el vertimiento de sustancias no biodegradables al medio ambiente es un elemento importante, así como el uso sensato de los recursos limitados entre los objetivos que compiten entre ellos por medio del reciclaje y la reutilización.
Más allá de la necesidad de reducir las emisiones de carbono como medio de controlar la evolución actual del cambio climático, resulta importante reconocer que una mala gestión de los desechos contamina el medio ambiente. En un contexto caracterizado por el auge de la demanda de recursos naturales limitados y los efectos climáticos de la explotación incontrolada de estos recursos, el reciclaje y la reutilización de los productos basados en recursos naturales desempeñarán un papel fundamental en la agenda climática.
Por otro lado, el reciclaje y la reutilización de estos productos minimizarán los efectos climáticos adversos reduciendo el vertimiento y la contaminación ambiental. Cobra una importancia crucial aquí la gestión de los residuos sólidos en la protección del medio ambiente. Una gestión eficaz de los residuos sólidos mitiga los efectos adversos para la salud y el medio ambiente, contribuye a conservar los recursos y mejora la habitabilidad de las ciudades. Una gestión deficiente de los residuos sólidos aumenta el riesgo de fenómenos meteorológicos como las inundaciones debidas a un mal drenaje, así como las enfermedades, y genera un hábitat seguro para que prosperen vectores de enfermedades como los mosquitos.
En otras circunstancias, el vertimiento de residuos líquidos al medio ambiente contaminará las aguas subterráneas, con el consiguiente probable depósito de sustancias contagiosas y metales pesados en el ecosistema. Esto afectará negativamente al acceso al agua potable y a la producción de alimentos y exacerbará los problemas sanitarios y de salud pública, con una mayor morbilidad y la correspondiente presión en los sistemas de atención de salud y protección social. Por lo tanto, la responsabilidad de hacer frente a los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático por medio de las intervenciones de protección social consiste en garantizar que estas intervenciones contribuyen también a la protección del medio ambiente y a la resiliencia frente al clima.
La Caja Nacional de Seguridad Social de Túnez inició un proyecto consistente en hacer que la hemodiálisis de sus policlínicas sea más respetuosa con el medio ambiente. Con este proyecto la institución optimizó el consumo de agua y minimizó la contaminación del medio ambiente. Con el proyecto piloto puesto en marcha en la policlínica Sousse, la institución consiguió el doble objetivo de desarrollo de ahorrar agua y proteger el medio ambiente por medio del reciclaje y la reutilización de los recursos hídricos limitados, en un país que sufrió un déficit de precipitaciones del 90% en 2022.
En entornos afectados por sequías debidas al cambio climático, el uso sensato de los recursos hídricos desempeñará un papel fundamental en el funcionamiento de los centros de atención de salud y en el mantenimiento de una buena higiene pública, aspectos cruciales de las políticas de salud pública. En el marco del consenso en favor de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para controlar la evolución climática actual, cada vez se reconoce más la necesidad de incorporar la protección ambiental en el diseño y la aplicación de políticas y programas de resiliencia frente al clima. Ello resultará fundamental para reducir la incidencia y minimizar los efectos del clima y de los fenómenos meteorológicos extremos.
Los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático, así como la creciente incidencia de los fenómenos relacionados con el clima, reiteran la urgencia de desarrollar sistemas nacionales de protección social, incluidos pisos de protección social. Esto cobra aún más importancia en las economías predominantemente agrícolas, en las que una parte importante de la población depende del sector agrario. Para mejorar la resiliencia y la capacidad de respuesta, el diseño de estas intervenciones debería incluir los efectos ambientales de las intervenciones de protección social, así como la naturaleza cambiante de los riesgos provocados por el cambio climático y la degradación ambiental.
Arturo Rangel Bojorges Mendoza
Consejero Suplente ante el H. Consejo Técnico del IMSS.
Información obtenida de la Asociación Internacional de Seguridad Social.